Mientras que la felicidad bordeaba mi cuerpo y las dos corriamos paralelamente hacia la tibieza de un lugar indefinido. Forcejeamos hasta que yo supe sus deseos y ella los mios. Eramos como marionetas, con un toque de ironía indescriptible, sin definición.
Reí hasta que me fue imposible respirar...
Miraba a través de un tanque de agua; largo, doloroso, lleno de angustia y siempre despierta...
Desde aquí empezó la transición sin volver la vista. La salida de mi estado normal sucedió casi sin que me diera cuenta, mis pensamientos y mis sentimientos eran un colorario de esa conciencia, a paso suave y claro. Pero el segundo despertar (siempre hay un segundo despertar) de mi conciencia era sobrio y violento...
El Olvido...
La tristeza de la situación casi me hace llorar...
Nunca se olvida. Queda la llaga que escuece, quema y retuerce el sentido. Aunque pase el tiempo que todo lo olvida y todo lo recoge.
Pero las nuevas situaciones hacen desvanecer al recuerdo y dejarlo en un segundo plano como "el Despertar" que aunque sucede no lo recuerdas cada mañana...
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